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Lógica estoica para leer a Lacan

Por Lic. Ester Cohen

Las teorías de la lógica estoica, comenzaron a ser relevantes para la construcción de la historia del pensamiento occidental, recién a mediados del siglo XIX, hasta ese momento, había sido preeminente la lógica atributiva aristotélica.

Marx en su tesis de doctorado en 1841, Diferencia entre la filosofía de la naturaleza de Demócrito y Epicuro, plantea que estos dos filósofos serán tomados como sus antecesores en la tesis materialista. Por otro lado, los estudios de física y química no condicen con la lógica silogística, y se hace necesario buscar nuevos modos de formalización, Hamilton configura la cuantificación del predicado, Cantor organiza la teoría de conjuntos, Pierce formaliza el concepto de abducción, Lewis Carroll trae a los estoicos.

La lógica estoica proposicional y no atributiva, se hizo necesaria para formalizar las nuevas ideas de las ciencias que hablaban de relaciones y no de propiedades de sustancias.

En El origen de la tragedia, Nietzsche plantea lo trágico como un modo de estar en el mundo. Ese modo de estar en el mundo, es un modo tal, en el que no hay posibilidad de cierre. Las situaciones no se cierran de ninguna manera. El modo de estar en el mundo es una manera de sostenerse, soportando la tensión de los opuestos y lo trágico consiste en ese modo de posicionarse, que supone que no va a haber resolución de los conflictos, que los conflictos no se cierran, que no hay síntesis. Lo que hay, el mundo, la realidad construida discursivamente está constituida como tensión de opuestos. Esta es la manera en que pensaron los estoicos griegos.

Si seguimos a Nietzsche, que sostiene contra Hegel , que la historia no tiene ninguna finalidad porque la historia no es algo que exceda a las fuerzas humanas , los humanos somos los que hacemos la historia por tanto la historia no es un “en si” y la historia no tiene una finalidad “en sí”. Que la historia esté en nuestras manos supone el ser trágico. El concepto de tragedia significa que no estamos llamados a cumplir ideales porque no hay ideales. Lo trágico consiste en sostenerse en la condición histórica de los sujetos, que somos los que hacemos la historia. Eso es trágico porque no hay una resolución, porque no se puede cerrar esa situación.

De allí que las acciones sean la consecuencia de una manera de entender el mundo que supone esto: no hay ningún más allá de lo humano. Lo único que hay es lo humano, la cultura humana inventada por humanos y la historia hecha por humanos.

Inmanencia quiere decir en su propio modo. Entonces, sostener la idea que plantea que no hay ningún modelo previo, no hay ningún más allá de nosotros, nosotros hacemos la historia, nosotros creamos la realidad cuando hacemos la historia, los efectos que producimos crean realidad, las cosas que decimos crean realidad y la realidad es eso, absolutamente eso, lo que nosotros creamos.

Cito otra vez a Nietzsche, lo humano es demasiado humano, es solamente humano. Que lo humano sea solamente humano es la tragedia en la que vivimos o sea lo que nos hace sujetos históricos.

Psicoanalíticamente entendido, significa que jamás encontraremos la mitad perdida de nosotros mismos. Eso es trágico porque jamás se cerrará un sí mismo, no hay manera. Entonces nunca encontraremos la mitad perdida y tenemos que vivir con ese malestar. Tenemos que vivir siendo constitutivamente divididos y sin embargo vivimos. La tensión constante de sostenerse en la idea de la condición paradójica del sujeto hablante, puede inscribirse en la lógica estoica, que funciona como la formalización de la idea inmanentista/trágica.

Los estoicos plantearon la unicidad afirmativa de lo doble, parecería una contradicción, pero no lo es, se trata de partir de las premisas de la lógica de la paradoja. “Buscar la verdad, mintiendo”.

La expresión que antecede es una paradoja, perfectamente razonable, si se parte de la argumentación de la lógica estoica.

Hay algún lugar dónde puedan encontrarse los términos opuestos?

Si, es el lugar de la lógica estoica, en la cual se formaliza la tensión en la que las palabras dicen lo que dicen y lo que no dicen en un mismo tiempo, porque los sujetos hablantes no podemos representar por medio del lenguaje aquello que se expresa en el mismo.

La lógica estoica argumenta paradójicamente, es decir, que lo que resulta problemático se mantiene como problemático, supone una reorientación del pensamiento y de lo que Parménides había dado en llamar el pensar, como aquello que se refiere a la unicidad del ser.

Se trata ahora de soportar el pensar a la intemperie, sin profundos fundamentos originarios, y sin la guía de teleologías luminosas, se trata de mantenerse en la tensión de los opuestos.

La paradoja es el modo argumentativo que representa la vida, allí cobra sentido la idea de que lo que acontece, se comprende a posteriori, dado que se produce en el instante del encuentro del pasado con el futuro, como efecto sin causa.

Los estoicos plantearon frente a la lógica sustancialista y predicativa de Aristóteles, que lo dicho queda siempre expuesto al concepto, que los términos que no representan cosas, ni los juicios de los que no puede predicarse verdad o falsedad, sean del orden de lo irracional, todo lo contrario, la lógica estoica supone la afirmación del sentido de una vez y completamente racional.

Actualmente se toma nota del concepto de incorporal, porque explicita claramente la posibilidad de pensar lo que deviene, es decir, aquello que no es sustancialmente en sí, sino que funciona de determinada forma en el sistema de enunciados.

Subrayo: el concepto de función es ontológicamente distinto del concepto de sustancia en sí, lo que funciona como causa de si, se sostiene sólo como efectuación.

Es decir, entre lo representado y la representación, entre la palabra y la cosa, no hay una relación causal, sino un modo de funcionamiento, como sistema discursivo.

Los efectos incorporales “son” lo dado a la mirada, por ello, constituyen lo dado en llamar la realidad, queda destituida la objetividad y la subjetividad como entidades en sí, que en una instancia posterior deben relacionarse, la realidad es lo dicho, y lo que se dice es paradójico.

Todo lo que acontece, se constituye como uno que es dos, en acto, se define como lo que deviene en el presente, como lo que difiere de sí en acto, pero el presente no es algo sustancial, no es un sustantivo, es una acción, el ser es el movimiento ininterrumpido de los opuestos.

Incorporal significa que no es sustancia, de lo que se está hablando es de efectos, no causas y consecuencias.

El sentido construido en la unión instantánea del pasado y el futuro, es incorporal, no es una cosa, es una relación. Los estoicos realizaron un nuevo trazado de lo pensable, se ocuparon de la relación entre las cosas y las proposiciones, entre lo designado y lo expresado, cuestiones que no existen fuera del lenguaje, nada detrás del escenario, sino la mezcla de lo nombrable y lo innombrable. Cabe subrayar, que el incorporal no tiene cuerpo, pero produce efectos, dado lo cual lo corpóreo, queda definido como efecto.

El lenguaje no dice el ser, sino una manera de ser, no se designan cualidades, sino que se habla de estilos, lo incorporal es una entidad no existente, en el sentido de sustante, lo incorporal sólo puede ser efecto, acción, pasión.

La ontología estoica plantea la paradójica situación de la existencia de un lugar imposible, en el cual, la materialidad de las palabras produce un mundo, confecciona un modo de yuxtaposición, organiza el espacio de lo pensable/impensable.

El incorporal sustrae la determinación de un emplazamiento, supone un agrupamiento nominal, que funciona como el lugar común, es decir lo que se dice/el mundo.

Nada más empírico que la instauración de un orden de las cosas, pero el giro que permite establecer la lógica estoica es la posibilidad de pensar un orden no natural de las cosas, sino un orden discursivo paradójico.

Es la red según la cual se miran en cierta forma unas cosas y las otras, lo que existe pasa por una manera, un cierto filtro, unos órdenes empíricos con los cuales se tendrá algo que ver y dentro de los cuales uno se reconocerá.

Los estoicos, parafraseando a Foucault, organizan una episteme, un espacio de saber, unas condiciones de posibilidad, un orden a partir del cual se expone a la conceptualización, lo que difiere de si en acto.

Desde la ontología de los estoicos griegos se posibilitan reflexiones sobre la cohesión sin concepto, la racionalidad ampliada, la configuración del sentido, lo impensado, un modo de plantear cuestiones que dan lugar a aquellas “narraciones del ser” (como gustan decir los filósofos analíticos del lenguaje) que se caracterizan por sostener tesis ontológicas a partir de categorías conceptuales tales como: acontecimiento, efecto de sentido, superficie, inmanencia, estilo de vida, manera.

La tragedia humana consiste en estar provisto de saber, y a la vez desprovisto de recursos para hacer frente a su propio saber. Incapaz tanto de saber, como de ignorar. Lo paradójico se hace patente.

BIBLIOGRAFÍA

  • Les stoiciens, Emile Brehier, Bibliotéque de la Pleiade, Gallimard, Paris, 1962
  • Las palabras y las cosas, M. Foucault, Siglo XXI, México, 1968
  • Lógica de los estoicos, B. Mates, Tecnos, Madrid, 1985
  • Lógica del sentido, G. Deleuze, Paidos, España, 1989
  • Le visible et l´invisible, M. Merleau- Ponty, Gallimard, Paris, 1964
  • Creencia, paradoja y crisis, Cohen E., Catálogos, Buenos Aires, 1989