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Ir más allá del Nombre-del-padre

Por Elena Bisso *

¡Las veces que habré escuchado y leído la frase de Lacan "ir más allá del Nombre-del-padre a condición de servirse de él"! Hasta el hartazgo. Sin embargo, para hacer de ese apotegma un uso coherente es preciso desligarse de las garantías, de los padres institucionales también.

No basta con repetir y tramar la jerga lacaniana, es necesario hacer en la propia vida una práctica que dé cuenta de esta frase.

Lanzarse sin garantías ni permisos es una evidencia de haberse analizado, de haber atravesado el fantasma, prescindir del rodeo fantasmático y querer lo que se desea.

¿Qué sería "ir más allá del padre" en mi lectura actual? Por ejemplo, escribir sola, sin el aval de los padres institucionales. Soportar sola el efecto de la propia escritura y sus ecos incontrolables en los lectores, sin las bendiciones papales. Sola sin el andamiaje de la casta. Desacomodada, porque quienes saben y sabrán siempre de qué manera ubicarse en las pirámides jerárquicas son miembros de un clan, y se quedan nombrados como "hijo del padre que gobierna". Llevan el nombre del padre grabado en la frente.

Es posible una escritura más allá del nombre del padre y sirviéndose de él. Y también es posible una escritura ante el agujero mismo. Al fin de cuentas, Joyce escribió solo y para nadie.

* Psicoanalista. Doctora en Psicología por la Universidad de Buenos Aires.