Arte

En el arsenal

Por Encuentros

En el arsenal (1928). Diego Rivera. Mural perteneciente a la serie llamada Corrido de la revolución proletaria, y que se encuentra en la sede de la Secretaría de Educación Pública, en México.

En esta obra de Diego Rivera, se conjugan dos de las expresiones culturales que relacionamos con la Revolución Mexicana: el mural, obviamente, y también el corrido.

¿Qué es el corrido?

Es un tipo de canción popular que, al estilo de los juglares de la Edad Media, el músico lleva de un pueblo al otro, contando historias, divulgando ideas, narrando hazañas. Un tipo de canción que se impone durante la Revolución (que empieza en 1910) y que se vuelve importante para la difusión de los ideales de libertad y para la exaltación de la figura de los héroes revolucionarios a lo largo y a lo ancho del país.

Este mural está basado en un corrido que escribe el propio Diego Rivera y que se titula Así será la revolución proletaria.

El muralismo mexicano, como movimiento artístico, empieza en el año 1921 (cuando todavía sigue la lucha). La idea original del muralismo se emparenta con la del corrido: transmitir a través del arte la historia del sufrimiento del pueblo (desde la conquista española), enseñar los ideales de la Revolución y exaltar la grandeza de los héroes que la lideran. El arte tiene entonces una función social y política: no sólo expresa la visión del artista, sino que busca transformar la realidad (algo que nos recuerda el comienzo del realismo, a mediados del siglo XIX, con un Gustave Courbet que sostiene que “el arte debe ponerse al servicio del hombre”).

En este mural, que incluye el título y el primer verso del corrido, vemos a Frida Kahlo (quien se casará con el artista al año siguiente), repartiendo armas a los obreros. A la izquierda de la obra, se asoma Siqueiros (otro protagonista del muralismo mexicano, y quien ha redactado el manifiesto del movimiento en 1922). También encontramos a una gran amiga de Frida, la fotógrafa Tina Modotti, y a otros destacados revolucionarios.

“Son las voces del obrero rudo lo que puede darles mi laúd”, comienza el corrido. El muralismo mexicano no sólo habla de revolución, sino que también la canta.