Literatura

El anillo dorado

Franco Miranda

Ella buscó su número y cuando lo encontró se puso nerviosa. Se acomodó en la silla, respiro profundo dos veces y puso el teléfono en su oído derecho. Con los dedos de la otra mano tocaba la mesa, impaciente, sintió la textura de la madera sin barniz.

-Ring ring-Sonó dos veces. Hasta que atendió él, y su cuerpo quedó tieso. Después de 5 segundos de silencio habló.

- Hola ¿Raúl?

- ¿Quién habla? - respondió la voz refinada de un hombre derecho.

- Soy Verónica. –respondió, y en un balbuceo pregunto. - ¿Quién es usted? -

- Diego. - dijo el hombre con una voz rasposa e imponente. Como si quisiera demostrar superioridad.

Un silencio copó los parlantes hasta que ella habló.

- ¿Dónde está Raúl?

Diego con sospecha y nervioso, sin saber bien que responder, le replico - salió a comprar algo para comer. -

Pero de fondo se escuchaba la lluvia de la ducha torrencial, la música jazz, y hasta pudo llegar a oler el tinto que degustaron esa noche, seguramente era el que a ella tanto le gustaba, malbec con un gusto aterciopelado al final.

Eran las 3 AM..-¿ Quién sale a comprar a esa hora en capital?, pensó Verónica para sus adentros.

Ella sabía que Raúl estaría de viaje  en Tucumán, muy lejos, pero eso bastó para cortar el teléfono sin explicación.

Se miró el anillo dorado de su mano izquierda, dejó de sentir el barniz de la mesa y la bronca penetro en ella. Agarró el test de embarazo sobre la madera y lo tiró por la ventana del apartamento bien lejos, de donde no pudiera volver a encontrarlo.