Arte

Poetas en Nueva York

Por Santiago Martínez

La Quinta Avenida en una imagen de los años ciencuenta. George Marks / Getty

Nueva York, años 40. Peggy Guggenheim acaba de proponer a Jackson Pollok, un pintor todavía poco conocido, la realización de un cuadro de gran formato para la decoración de su vivienda neoyorquina. Ese cuadro, titulado Mural, ha pasado a la historia de la pintura como el elemento inaugural de una auténtica revolución artística que será conocida como expresionismo abstracto. Los nombres de De Kooning o Rothko, entre otros, engrosarán la nómina del movimiento y situarán a la ciudad de Nueva York como el centro indiscutible del arte contemporáneo. Un laboratorio de experimentación al que habrá que sumar las propuestas musicales de John Cage o las aportaciones del Pop Art.

Todo este magma cultural claramente rupturista está en la base creativa de un grupo de poetas que se irá consolidando en la década de los cincuenta y que en 1961 el crítico John Bernard Myers bautizará con el nombre de Escuela poética de Nueva York, a la vez que establecía su nómina cerrada: John Ashbery, Frank O'Hara, Barbara Guest, Kenneth Koch y James Schuyler. Se trata, en todo caso, de un grupo absolutamente heterogéneo, sin una estética común compartida y a los que les une una estrecha amistad y la propia ciudad de Nueva York, además del rechazo de la tradición poética más inmediata.

La pintura, sin embargo, fue otro gran elemento aglutinador. Y no solo porque alguno de ellos manifestase claramente su vocación de pintor –es el caso de Ashbery– o colaborase en revistas tan prestigiosas como ArtNews –allí escribían O'Hara, Schuyler o Guest–, sino porque su poesía participa de muchos de los procedimientos propios del arte de vanguardia del momento.

Fragmentos de los poemas de la antología

El doble sueño de la primavera

Los días mezclados, los años sin razón de ser, sentir / con la boca entreabierta / como el aliento de la primavera/ te acecha y abatehttp://www.encuentrospsicoanalisisycultura.com/ Había pensado en todo esto hacía años, / pero de pronto hacerlo no tenía / sentido. Y la canción había / terminado: / no había más que contar.
John Ashbery

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Pasos

Que graciosa estás hoy, Nueva York / como Ginger Rogers en "Swing time" / como el campanario de St. Bridget ligeramente inclinado a la izquierda / me acabo de levantar de una cama llena de días de victoria / (me he cansado de los días D) y el azul, tú sigues acostado, / me toma loco y libre / solo quiero una habitación arriba / contigo dentro
Frank O'Hara

 

Así, el action painting o el dripping inaugurado por los expresionistas, influyen claramente en una poesía que no pretende reflejar la realidad, sino crearla en el poema buscando la relación interna de las imágenes, que adquieren a menudo un carácter inconexo e irracional, herederas también, en gran medida, de las técnicas surrealistas. El resultado será la máxima abstracción de una poesía que pretende "utilizar las palabras de manera abstracta, como un pintor abstracto utiliza la pintura", en palabras de Ashbery, y es que "la belleza es abstracción", tal como proclama Kenneth Koch.

El Empire State, un icónico rey de los rascacielos y emblema de Nueva York (Archivo)

Se intentará recoger también el dinamismo de la propia creación artística. Interesa el acto creativo en su proceso, tal como mostraban las imágenes de Jackson Pollok en el momento mismo de pintar un cuadro. Así lo concibe, por ejemplo, Frank O'Hara en sus Lunch Poems , poemas realizados literalmente en un parque a la hora de comer, y que él mismo caracteriza como "poemas de hago esto, hago aquello". No es de extrañar entonces que O'Hara se convirtiera en el auténtico poeta de Nueva York – the city poet , lo calificó la crítica–. El movimiento de la "ciudad que nunca duerme" nutre tanto su creación poética como su vida cotidiana, afirmando: "No puedo ni disfrutar de una hoja de hierba si no sé que hay un metro a mano".

La técnica del collage, el recurso a la cita –omnipresente en Ashbery– o el uso de la ironía, que encontramos en los poemas de Kenneth Koch son otros de los procedimientos característicos del grupo que se articulan, casi siempre en poemas largos y acumulativos que intentan que el lector capte su inmediatez, forme parte del poema, a la manera de los cuadros de gran formato de Pollock o Rothko. E incluso cuando aparece la naturaleza, como en los poemas de Barbara Guest o James Schuyler, el tratamiento será claramente pictórico.

La recepción entre nosotros de estos poetas ha sido absolutamente desigual, pese a su indudable importancia. Bien conocida la obra de Ashbery desde que apareciera en 1975 la traducción de Javier Marías de Autorretrato en espejo convexo, el resto del miembros del grupo permanecieron prácticamente inéditos hasta hace poco. Parece, pues, muy oportuna la publicación de esta antología que permite una visión amplia y de conjunto de unos autores que revolucionaron sin duda la poesía norteamericana contemporánea.

Artículo completo disponible en el diario LA VANGUARDIA
https://www.lavanguardia.com/cultura/culturas/20210807/7642974/poetas-nueva-york.html