El teorema de dios. Conversaciones con Einstein

Dos genios del siglo XX caminaban juntos dialogando. Uno físico, el otro lógico. Einstein y Goedel, atravesando una época de enormes conflictos. De qué hablaban? Qué pensaban de la vida? Uno planteando que dios no juega a los dados y el otro con un teorema que compruebe la existencia de dios sin necesidad de creencias, basándose solo en la lógica.

Síntesis argumental:

Cultivando una amistad de muchos años, Albert Einstein y Kurt Goedel conversaban asiduamente, caminando en los jardines de Princeton.

Compartiendo el mundo científico, tan atravesado por la cuestión política, primero con la guerra y después con la guerra fría, donde todo se volverá altamente sospechoso de ser comunista y conspirativo.

Einstein, poco apegado a las normas, disfrutador de los postres, de su pipa, de las conquistas, con un cuidado casi paternal con Goedel, tan tenso, tan torturado, tan lejos del desfrute de la vida. Con delirios de persecución, con salud precaria y tratando de ocultar su trabajo de años sobre la posibilidad lógica, no religiosa, de comprobar la existencia de dios. Trabajo que dio en llamar el teorema de dios y que es su secreto más cuidado.

Martin, un doctorando cuyo tutor de tesis es Einstein, estimulado por las promesas de un editor intentará arrebatarle el teorema de dios a Goedel, para lo cual se acercará a los científicos, enamorará a Helena, la secretaria de Einstein, intentando ganarse la confianza de todos.

Martin intentará por todos los medios conseguirlo, Goedel intentará por todos los medios evitarlo. En el camino la relación con Helena prosperará y, contra todo pronóstico, se consolidará.

Todos los personajes que aparecen o se nombran, salvo Martin, son históricamente reales. Comenzando en 1945, 1946 y 1953, condensando los años más paranoicos de la posguerra.

Obras:

• "La regadera" (2008)
• "Alegreto, una comedia amoral" (2012)
• "Angie y Lele" (2016)
• "El teorema de dios" (2018)
• "Hice talleres de dramaturgia durante varios años, con Ignacio Apolo y Ariel Barchilon, dramaturgos recomendados por Mauricio Kartun".
• "El uso de la interpretación tanto en el psicoanálisis como en el teatro fue lo que me llevó a ese espacio que despliega el teatro. Los fantasmas están siempre en ambos mundos".