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Los 3 inicios del cine

Por 3 Minutos de Arte

El inicio del cine es una buena oportunidad para hacer a un lado esa obsesión tan humana de intentar poner en orden todas las cosas del universo: en vez de dirimir cuál es el verdadero comienzo del cine, digamos que los comienzos del cine son 3.

Primer comienzo del cine

En 1888, el inventor francés Louis Le Prince genera, con una cámara cinematográfica creada por él, la primera imagen con movimiento: una escena de apenas 1,66 segundos (con escasos 20 fotogramas), donde unas personas muy elegantes caminan por el jardín de los suegros del cineasta en Roundhay (Leeds, Inglaterra).

A partir de este hecho, se lo considera el “padre de la cinematografía”. Sin embargo, su invención no contribuirá realmente al desarrollo comercial del cine, porque se “pierde” misteriosamente: nunca llegará a ser patentada ya que, en 1890, cuando Le Prince viaja en un tren aparentemente con ese propósito, el inventor desaparece de manera inexplicable y ya no se sabrá más nada de él.

Segundo comienzo del cine

En 1891, Edison patenta un invento desarrollado por él y su ayudante Dickson: un visor individual de películas (como podemos ver en la imagen de arriba) llamado kinetoscopio.

Si bien su comercialización comienza en 1894, un año antes de que en París los hermanos Lumiére presenten su cinematógrafo, su contribución al desarrollo del cine comercial es muy poca ya que, justamente por ser de uso individual (además de ser bastante incómodo) y no masivo, será superado inmediatamente por la idea de los franceses.

Sin embargo, Edison, ambicioso empresario y “patentador” de dudosa honestidad, cuando ve una proyección de los Lumiére en Nueva York, se apropia de la idea de la proyección para el público masivo. Adapta su aparato y lo protege con patentes, al punto de que los hermanos Lumiére ya no podrán entrar con su invento a los Estados Unidos.

Así, Edison domina la industria del cine estodounidense en sus comienzos. Y, finalmente, será el responsable del nacimiento del éxodo del cine hacia a la costa Oeste (lo que terminaría siendo el Hollywood que hoy conocemos), debido a la emigración de todos aquellos que buscan escaparse de sus patentes, de su codicia y de su falta de escrúpulos para hacer negocios.

Tercer comienzo del cine

En 1895, los hermanos Auguste y Louis Lumiére dan la primera función pública y comercial de cine, utilizando el cinematógrafo de su invención.

El público acude al Salon Indien du Gran Café, en París, y para ello debe pagar una entrada. Y si bien esa primera proyección apenas recauda como para pagar los gastos del alquiler, el público queda atónito, asombrado, desconcertado, al ver las imágenes como la de los obreros saliendo de la fábrica o la del regador “regado” (la del tren arribando a la estación se proyectará un mes después). Como podemos imaginar, a partir del segundo día de proyección las largas colas de espectadores queriendo acceder a la sala indican que el cine se ha convertido en un éxito definitivo.

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