Clínica

Cerca del Síntoma

Por Elsa Andrade Heymann

El grito nº 3
Autor: Oswaldo Guayasamin
Datación de la obra: 1983
Material: Óleo sobre tela.
Medidas: 130 x 90 cm.
Localización: Fundación Guayasamín. Quito

El "síntoma" es un término que escribe (es criba)[1] de modo concretizado un punto de superposición de discursos, teorías, campos del saber y prácticas de las que de él se valen sus operadores, habiéndole otorgado un valor  nocional de determinaciones puramente descriptivas, fenomenológicas, orgánicas, en unos casos; o bien, se despeja en su estructura reconociéndolo en las determinaciones (en tanto causalidad psíquica) en el orden de la estructura del lenguaje y función de la palabra, bajo la operación de la hipótesis del inconsciente. Lo que hace del síntoma: signo, significante y significación a interrogar. El campo del síntoma es el campo en el que opera la experiencia analítica, pero ella no es una práctica de la supresión del síntoma.

Se trata entonces de reconocer los discursos oficiosos, descriptivos que sostienen la idea de "síntoma" junto a la red de términos que lo sitúan y hacen trabajar de un cierto modo y no de otro.

Si se recorta momentáneamente el campo discursivo del síntoma: se puede reconocer que en él opera el saber médico, el saber psiquiátrico, el saber psicológico, los saberes de lo "social" y que establecen la noción de síntoma como "revelador" de "algo" en su "co-incidencia" de ocurrencia y la re-iteración de las contingencias a las que se fija (los "con"), lo que conduce a generalizaciones convertidas en significado del signo, configurando "cuadros" y "síndromes". Entonces, hay que hacer la distinción de lo que en el síntoma es signo, significante y significación simultáneamente en la recurrencia significante, o "signo" de, como lo que significa algo para alguien. Porque es distinto el "signo" ligado al referente (físico) circunstancial o a lo que se cree objetivable por reiterado y recurrente, a decir que el síntoma es expresión de malestar y de goce, por tanto, es al mismo tiempo signo de ese malestar y del conflicto de deseo que lo genera.

Desde el psicoanálisis el punto de partida  está en el reconocimiento de que hay una sola estructura:  la del lenguaje y la inscripción en esa estructura que da a la expresión del síntoma el estatuto de una formación de lo particular, singularizado en esa relación de estructura, que conduce paradójicamente a revisar la expresión: "estructuras clínicas", expresión que incluye una pluralidad que opera al modo de "cuadros" o "síndromes", borrando con ello la especificidad de la falta de donde procede.

La estructura del lenguaje es la invariante de la que procede la sobredeterminación del síntoma [2]. En rigor no hay estructuras clínicas, sino posiciones subjetivas en la estructura, esas posiciones subjetivas son los nombres del síntoma. Esas posiciones subjetivas se generan en la especificidad de sus relaciones a la transferencia, al deseo, a la pulsión, a la identificación (narcisismo), al goce, a la angustia, al Edipo y a la castración, simultaneidad del sujeto y el Otro, en la dialéctica del intercambio.

La hipótesis del inconsciente o la función del significante del Nombre-del-Padre (castración como vacío operante) y el síntoma es una relación ineludible en la práctica del análisis, que nos aproxima desde Freud y con Lacan a leerlos en sus efectos como (los) nombres (del padre): las neurosis (fobia, histeria, obsesión); y, perversión (père-version) o, las psicosis: forclusión del significante del Nombre-del-Padre (Lacan), o los extensionales cortados de la función en intensión (R. Lew); o su lectura desde la tesis de la @-DICCIÓN del goce ( a-@- A-dicción (N. Braunstein)[3].

Con Freud y con Lacan, la clínica analítica es una vía necesaria para hacer un recorrido en el proceso de construcción del concepto. El síntoma como una formación de lo inconsciente (Freud), en la operación de nudo, y la función de anudamiento del nudo que se escribe: como sinthoma (función) y el síntoma (objeto) en su escritura de lo real (Lacan)[4].

Se trata entonces de :

Reconocer que el término es polisémico como todos los términos de la lengua, que no hay una sola manera de referirse a él y que su sentido se produce en función de la relación a otros, respecto del campo en el que se lo hace operar. De modo que la especificidad del término, y el contexto en el que aparece en tanto dicho, hacen de él un concepto diferencial y en continuidad en su función de litoralidad entre discursos y campos. Y que, si su estatuto es conceptual, será un concepto que haga de la práctica un efecto de lo que de él se sostiene. Es decir que las premisas operantes en una práctica hacen de ella un procedimiento de aplicación o bien una práctica de interrogación de esas premisas.

Reconocer que el síntoma es un término que  en primera instancia procede de la medicina;  práctica en la que se privilegian las determinaciones orgánicas, con lo que se da paso a la ideología de lo descriptible por un lado, y, de las agregaciones, cuando se quiere considerar el síntoma también en sus determinaciones sociales, haciendo del síntoma: "lo que ocurre – en el orden del malestar-  en quien se dice actúa en esferas: bio-psico-sociales"; siendo el intento de catalogación y clasificación de los malestares, una lista de incidencias bajo la idea de la agregación de esferas que no produce en el discurso la torsión esférico/aesférico que responde a la topología moebiana, necesaria para considerar el síntoma en quien habla.

Señalar que si bien es cierto en la medicina hay una idea de síntoma ligada a otras que son las de: conflicto y defensa, de donde el síntoma se toma como una formación de compromiso, y que esta expresión es tangente con la idea de síntoma en psicoanálisis, en donde las nociones de conflicto, defensa y compromiso también operan, no hay que confundirlas; porque en una y otra  práctica, esas nociones son distintas dado que el objeto del que se trata es un objeto diferencial, otro, y los métodos de aprehensión de sus efectos son distintos.

Distinguir que si bien  el término síntoma en la práctica psiquiátrica es tributario del discurso médico, en el ámbito en el que quiere operar se transforma en un sinónimo de  "perturbaciones", "alteraciones", "desórdenes", "troubles" de lo mental, bajo la ideología de la  dicotomía mente/ cuerpo, haciendo prevalecer el peso del "signo" (con significado ya atribuido) como indicador  patológico, evitando la expresión enfermedad, con lo que se ha  hecho del catálogo psiquiátrico y de sus textos, DSM-IV (V) y CIE-10, un catálogo de "enfermedades no dichas" que existen en la clasificación, de modo que a los enfermos se los hace tales en el registro clasificatorio aplicado. El "diagnosticado" encuentra su lugar en la clasificación.

Analizar los documentos clasificatorios DSM-IV (5)[5] y el CIE-10, más bien como reveladores de un catálogo de "demandas sociales"[6], con agregaciones o desagregaciones a partir de criterios "epidemiológicos", "estadísticos" o procedentes de cualquier ideología clasificatoria, o, de cuestionamientos sociales y políticos en una época en que lo que comanda el discurso (lazo social) es un significante cualquiera al que cualquiera se identifica (discurso del mercado). Son entonces instrumentos de catalogación de signos, a probarse, vía los recursos tecnocientíficos: exámenes de laboratorio, pruebas e inventarios cada vez más sofisticados, a partir de los que se ratifica o no la presencia del signo (que no es síntoma),  ligado al significado al estilo de: donde hay humo hay incendio creando un espacio de nominaciones como si lo que se nominara fuese la cosa y no su muerte.

Considerar que las categorías clasificatorias se transforman en categorías diagnósticas y prescriptivas de tratamientos psicoterapéuticos o medicamentosos y que al ser cuestionadas en una extensión de la ideología de las expresiones "políticamente incorrectas" argumentan la protesta de grupos por discriminación, segregación, afectación, cuando lo que hay que reconocer es que las categorías se agregan o dan de baja de acuerdo a las fluctuaciones del discurso del mercado. Por tanto, habría que leer los catálogos clasificatorios como documentos que recogen "las demandas sociales" con listados cada vez más bizarros con los que se pretende dar consistencia a lo que se despliega en el campo del sentido; campo en el que la locura, el "acto loco" tiene que ver con el sentido que alguien le otorga.

Señalar que el síntoma no opera en el orden de la realidad física, visible y observable solamente sino en el orden de la realidad psíquica, por lo que es necesario hacer valer la hipótesis de que no hay nada objetivante en el síntoma cuando alguien habla y, por tanto de él, del síntoma,  solo puede decir "algo" quien dice que lo padece, siendo necesario introducir la reflexión "acerca de la causalidad psíquica", del concepto de subjetividad (elección/causa). Orden Otro[7]S(Ⱥ) cuando el pasaje de lo visible a lo audible tiene lugar, con Freud.

Advertirse que llevar al campo del sentido la explicación orgánica bajo el modelo biológico falsea la problemática, porque cuando estamos en el campo del sentido, es decir en los efectos de la inscripción en la estructura del lenguaje por la función de la palabra (JΦ), se lee en los extensionales R,S,I, los efectos del imaginario en quien habla, en sus entramados a lo simbólico y su relación al real. De lo que se trata es de reconocer el sujeto del síntoma en los efectos del significante, introduciendo la idea de subjetividad, subjetivación, sujeción, sujeto del deseo (del Otro) [genitivo que es necesario trabajar (sujeto y objeto)]/deseante.

Construir la lectura del "síntoma" en el efecto de los procesos de alienación del sujeto: alienación imaginaria, simbólica y real[8] y separación; los procesos de inscripción de las faltas, la subjetivación de la muerte y la sexualidad, la diferencia sexual, las insuficiencias: biológica…, la imposibilidad de la completud, la imposibilidad de la vida eterna; entendiendo que el síntoma es una respuesta estructural de sujeto; el síntoma es una invención (inventio, in-vención) necesaria; por estructura, el síntoma es la subjetividad que se le impone al neurótico, es el efecto subjetivo de lo que se niega en la estructura. Desde Freud entonces las relaciones que le son necesarias se abren en la lógica de la relación síntoma y represión: lo ex-tímico, ajeno y más propio, núcleo de goce que escribe el cuerpo y se descifra; el síntoma como retorno de lo reprimido; formación de compromiso entre pulsión y defensa, por tanto, satisfacción sustitutiva de un deseo reprimido, cuyo índice es el sujeto como angustia. Neurosis, perversión y psicosis son posiciones subjetivas que cuestionan la expresión "estructuras clínicas".

La clínica analítica, es la práctica de una hipótesis, la del inconsciente que se lee en su sintaxis: homofonía, gramática y lógica (retórica).

Quito, dic/enero

  1. Agradezco a Carola Orellana su escucha atenta quien me interrumpe en la lectura del texto produciendo una escansión en la palabra: escribe /es criba. [Criba: …//Cernedor, harnero, tamiz (Diccionario de uso del español. María Moliner). (N. de la A.)
  2. García, Guillermo (2004). "El tiempo del síntoma". Universidad Católica Santiago de Guayaquil. Primer Congreso de Psicología: Síntomas contemporáneos. Guayaquil-Ecuador.
  3. Cf. Braunstein, N. (2006) El goce : un concepto lacaniano. Argentina, Siglo XXI, primera edición, México, 1990.
  4. Cf. R. Lew (2011) Le sinthome fait acte de passage au symbolique. Théorie amplifiée de la passe. Dimensions de la psychanalyse. trad. esp. Elsa Andrade Heymann, Escuela Freudiana del Ecuador, 2011.
  5. Allen Frances. Diagnosing the D.S.M., en The New York Times, 12.05.2012; enviado por vía electrónica por Néstor Braunstein, 12.05.2012. (en vía de traducción) [N. de la A.]
  6. Cf. Braunstein, N. (2010). Psiquiatría, teoría del sujeto, psicoanálisis (hacia Lacan). Parte I. Clasificar en Psiquiatría, caps. 1, 2, 3. México, Siglo XXI, primera edición 1980.
  7. Opto por la expresión Orden Otro después del punto seguido para que no se pierda la escritura de Otro con mayúscula, al poner : Otro orden, expresión gramatical y sintácticamente más correcta, en la que si bien es cierto se lee la mayúscula, sin embargo, se pierde la relación al concepto del Otro, aquí en su escritura : (S(A/ )).[N. de la A.]
  8. René Lew da a los procesos de "alienación" estos nombres ; señala que no se los encuentra así llamados por Lacan, por tanto corresponden a su lectura, a la que me suscribo.

Artículo completo disponible en el blog PSICOANÁLISIS LACANIANO
https://psicoanalisislacaniano.com/2013/01/24/eandrade-acerca-del-sintoma-20130124/