Clínica

Lo masculino y lo femenino (*)

Por Ana Ruth Najles

¿Cómo pensar lo masculino y lo femenino en el nuevo orden del mundo en el que vivimos, cuando ya no coinciden los cuerpos anatómicos que responderían a dos géneros distintos a nivel del semblante, con lo que la biología describió como géneros masculino y femenino en el siglo XX?

A partir de su conceptualización del goce como el real del psicoanálisis, Lacan nos ofrece en el Seminario 20 su teorema de la sexuación (1981), cuyas elaboraciones nos permite separar, definitivamente, la sexuación del género y sus teorías.

Esto nos facilita no embrollarnos con los semblantes subsidiarios de lo simbólico y de lo imaginario, ni tampoco con el supuesto real de las ciencias biológicas.

Ya que el único real que cuenta para el ser hablante es el del goce como tal, en tanto que nomina realmente a cada uno, tornándolo singular en función del modo de gozar del cuerpo propio.

Se trata, a partir de este momento, de lo que Lacan da en llamar posiciones de goce, la posición femenina y la masculina que, como tales, no remiten necesariamente ni al real biológico del sexo ni a la forma del cuerpo como imagen ni al género como simbólico.

Es a partir de aquí que las posiciones del goce remiten a lo que él va a llamar sinthoma en el Seminario 23. El sinthoma, como modo en que cada uno goza del inconsciente en tanto el inconsciente lo determina (Lacan: inédito), remite al inconsciente inscripto por una letra permanente, S, que funciona como un saber que se reitera. Este inconsciente es lo que Miller recorta en Lacan como inconsciente real que se opone al inconsciente transferencial que hace cadena (Miller: inédito).

En su conferencia Joyce, el sinthoma (Lacan, 2012: 4) contemporánea del Seminario El sinthoma, Lacan define al sinthoma como acontecimiento del cuerpo, dado que la reiteración del síntoma como modo de gozar da cuenta de un acontecimiento singular que tiene valor de trauma. Este sinthoma -escrito así por Lacan para diferenciarlo del síntoma como formación del inconsciente- entendido, entonces, como acontecimiento del cuerpo, implica la afirmación de Lacan: "hay el Uno", vale decir, el S inscripto como letra en el cuerpo en tanto organismo. A partir del momento en que afirmamos que hay el Uno, estamos diciendo también que no hay el dos, es decir, no hay relación sexual. Esta afirmación de la ex-sistencia de Uno singular es lo que nos hace poner en primer plano, entonces, el goce del cuerpo propio, del cuerpo del Uno en tanto organismo, en tanto real.

Cuando decimos que el significante Uno produce acontecimiento en el cuerpo, estamos diciendo que el significante introduce goce en el organismo, transformándolo de este modo en cuerpo, y al, mismo tiempo, al que posee ese cuerpo lo efectúa como ser hablante.

Esto implica que se separe definitivamente la sexuación de cada ser hablante de las características de su cuerpo biológico o de su género.

Irène Théry (2013) es una socióloga francesa que escribió un artículo en el que justamente plantea la necesidad de diferenciar la sexuación de la sexualidad, porque si mezclamos las dos cosas el descalabro y la confusión es total.

En referencia a esta cuestión recuerdo una película de Almodóvar, La Ley del deseo (1997), en la que hay un personaje, Tina, la hermana transexual del protagonista, que cambió de sexo para mantener relaciones incestuosas con su padre. Este personaje, originalmente, era un adolescente de género masculino que había tenido ya relaciones homosexuales -en su época de varón- con un cura de su colegio que abusó de él. Esta película del genial Almodóvar permite apreciar muy netamente que lo masculino y lo femenino definido realmente por el goce nada tiene que ver con cuestiones de género.

A partir del Seminario 23, el sinthoma es lo que anuda las tres dimensiones del decir, imaginario, simbólico y real, dándole cuerpo al ser hablante. En ese sentido el sinthoma para Lacan es lo que funciona como Nombre-del-padre de cada quién. Cada uno se da un nombre a partir del goce, dice Lacan. Es decir, el nombre-del-padre es el padre del nombre. Lo que nomina a un ser hablante es el sinthoma como nombre-del-padre. Pero como el sinthome remite a la lalengua llegamos con Lacan a plantear en el Seminario 24 (inédito), que la lalengua crea al parentesco en tanto la lalengua -a diferencia del lenguaje, que sólo funciona como elucubración de saber (S1_S2) sobre la lalengua (S solo que se reitera) - da lugar al ser hablante como tal. Dice Lacan, que: "La la lengua crea el parentesco […] porque el paciente viene a hablarnos de sus parientes. ¿De qué habla cuando nos habla de sus parientes? De este hecho primordial que es la lalengua. Se trata de la lalengua, de que el analizante no habla más que de eso porque sus parientes próximos le han enseñado la lalengua, se la han transmitido porque han hablado acerca de él" (inédito)

Es interesante notar en este párrafo cómo Lacan sustrae el parentesco de lo fenoménico para pasarlo a la estructura. El énfasis consiste en precisar que cuando alguien habla de sus parientes habla de la lalangue, ya que la lalangue es la que crea parentescos entre significantes, es decir, que liga determinados significantes para excluir otros.

En un artículo de hace algunos años, Eric Laurent planteaba que fue el feminismo el que abrió un debate acerca de la inconmensurabilidad o no de los deseos de hombres y mujeres (2002). Para responder a ese interrogante se apoyaba en la enseñanza de Lacan acerca del goce en el Seminario 20 para plantear, entonces, que tanto hombres como mujeres tienen en común un único tipo de goce, el fálico, y que tanto unos como otros se hallan separados de lo que Lacan denominó lo femenino como tal.

Es decir, que respecto del Otro sexo, vale decir de lo heteros como tal, de lo femenino, los seres hablantes tienen un acceso diferente que los distribuye en dos especies. Sitúa de esta manera el obstáculo que impide que la dimensión cultural de género recubra totalmente a la cuestión de la sexuación.

Para Lacan se trataba de afirmar que la experiencia analítica testimonia que hay dos tipos de goce y sólo dos que puede experimentar el ser hablante y que esos dos tipos de goce califican al sexo o posición sexuada. Lacan está hablando, por un lado, del goce fálico que en tanto goce del bla, bla es común a cualquier ser hablante sea del género que fuere, y por el otro de un goce que aparece como más difuso, un goce privado de órgano, un goce que no pasa al significante, o sea que de dicho goce nada se puede decir.

Con Miller (2008: 303- 318), podemos decir que si las mujeres tienen -en principio- un acceso más decidido a ese goce es porque no tienen la angustia del propietario, tal como él lo plantea. Y eso es lo que, según Lacan, autoriza a las mujeres a no ceder sobre la exigencia amorosa. Es por eso que están listas a dar todo de sí mismas, pero, a cambio, no dejan de exigir "Más" (Encore). Este goce femenino, u Otro goce -que Lacan ubicará en el nudo borro meo como goce del Otro que no existe [J ( A) ], entre lo real y lo imaginario-, no es pues atributo de un sexo biológico, tal como es evidente en el ejemplo de San Juan de la Cruz que nos ofrece Lacan, un hombre que, al decir de Laurent, a través de una vida original supo igualarse a ese "encore" (Más) por la vía del misticismo.

BIBLIOGRAFÍA

  • Almodóvar, P. (1997). La Ley del deseo. España.
  • Lacan, J. (1981). "Una carta de almor". En El Seminario, Libro 20: Aun. Barcelona: Paidós. ______(inédito). "Clase del 18 de febrero de 1975". En El Seminario 22 RSI.
    ______(inédito). "Clase del 19 de abril de 1977". En El Seminario 24, L'insu….
    ______(2012). Otros Escritos. Buenos Aires: Paidós.
    ______(2006). El Seminario, Libro 23: El sinthome. Buenos Aires: Paidós
  • Laurent, E. (2002). "Los dos sexos y el Otro goce". En Revista Enlaces (7). Buenos Aires.
  • Miller, J. A. (2008). "Una repartición sexual". En El partenaire síntoma (pp. 303- 318). Buenos Aires:Paidós.
    ______(inédito). Curso de la Sección Clínica de París, 2011.
  • Théry, I. (2013). "Le gouvernement a laissé les opposants dire n'importe quoi sur la filiationle gouvernement a laissé les opposants dire n'importe quoi sur la filiation". En Lacan Quotidien (316).

(*) Revista "Conclusiones analíticas" Año 1 – N°1 (Pág. 26)
Editorial de la Universidad Nacional de La Plata (EDULP)